Implementar los videojuegos en el aula para transformar la enseñanza e inspirar a los estudiantes

Two female educators stand in front of a large screen, pointing to a diagram. The diagram on the left shows icons for a map pin, a camera, books, and people, with an arrow pointing to a graphic on the right that shows a team icon. The background wall is decorated with hand-drawn images of musical notes, stars, and science symbols. A small group of students sits in the foreground, facing away from the camera.

El juego en el aula siempre ha existido, pero la era digital ha elevado su impacto. En esta entrevista, el dúo de docentes Maestre a Cubetti comparte inspiración, ideas prácticas y una mirada al futuro de la educación – un bloque a la vez.

Por qué llevar los videojuegos al aula

Usar el juego como herramienta de aprendizaje no es algo nuevo. Los docentes han utilizado desde hace tiempo los juegos para hacer las lecciones más atractivas y valorar la comprensión.

Lo que ha cambiado es el patio de juegos: los estudiantes de hoy están inmersos en juegos digitales y virtuales, lo que convierte estos espacios en entornos naturales de aprendizaje. Ahí es donde el aprendizaje basado en juegos entra como un método deliberado que envuelve los objetivos educativos en la estructura de un juego, con los docentes guiando la experiencia. El reto clave es alinear la dinámica de juego con los objetivos curriculares, diseñando tareas y niveles que desarrollen habilidades significativas.

Y dado que muchos juegos son por equipos, los estudiantes también desarrollan colaboración, empatía y respeto: aprenden a escuchar, liderar y, a veces, seguir por el bien del grupo.

Cómo integrar los videojuegos en el currículo

Integrar los videojuegos en el aula comienza por alinear las mecánicas del juego con los objetivos de aprendizaje. Los docentes deben primero definir las habilidades o los conocimientos que quieren trabajar, y luego seleccionar o diseñar juegos que apoyen de forma natural esos resultados.

Ya sea resolver problemas de matemáticas, redactar historias o trabajar en equipo, los juegos deben tratarse como herramientas de aprendizaje estructuradas, no como extras, con un lugar claro en la planificación de la clase. La reflexión también es esencial, pues ayuda a los estudiantes a conectar la experiencia de juego con los contenidos académicos. Cuando se integran de forma consciente, los juegos tienden puentes entre currículo y participación, haciendo el aprendizaje más dinámico y centrado en el estudiante.

Preguntas y respuestas con Maestre a Cubetti: ideas prácticas sobre la integración

En un panorama escolar que evoluciona rápidamente, las dos docentes conocidas como Maestre a Cubetti destacan como pioneras de la innovación. Combinando creatividad, herramientas digitales y un profundo compromiso con el aprendizaje significativo, han reimaginado el papel del juego en la educación.

Escuchémoslas y repasemos los retos a los que se han enfrentado, así como las sorprendentes transformaciones que han observado tanto en estudiantes como en docentes.

¿Cómo empezaron a integrar los videojuegos en su práctica docente?

Cuando introdujimos Minecraft por primera vez en el aula, una cosa se hizo inmediatamente evidente: nuestros estudiantes ya se sentían increíblemente cómodos con él. Muchos de ellos habían pasado horas navegando por sus mundos virtuales, construyendo estructuras complejas y experimentando con sus posibilidades abiertas. En resumen, lo dominaban como un lenguaje.

Esa familiaridad era una gran ventaja, pero también planteaba un reto. Como ya sabían jugar a Minecraft, nuestra tarea como docentes era cambiar su perspectiva: guiarlos hacia una nueva forma de jugar que pudiera servir a fines académicos sin quitarle la diversión. Teníamos que rediseñar su interacción con el juego para que se alineara con nuestros objetivos de aprendizaje, convirtiendo un sandbox de creatividad en un espacio para la exploración estructurada y significativa.

Esto significó reimaginar la experiencia de juego: transformar las misiones en lecciones, las construcciones en proyectos y la colaboración en una oportunidad para aplicar los conocimientos del aula en un entorno práctico y centrado en el estudiante.

¿Qué desafíos enfrentaron al alinear por primera vez los juegos con su currículo?

Nuestro primer gran reto fue encontrar un videojuego que pudiera apoyar nuestro enfoque interdisciplinario. Como nuestra trayectoria de aprendizaje es holística, necesitábamos una herramienta flexible y amplia que pudiera conectar distintas materias y nos permitiera diseñar experiencias en las que múltiples áreas de conocimiento se integraran de forma natural.

Igualmente importante es la capacidad del docente para navegar y entender el propio juego. Sin un dominio sólido de la herramienta, utilizarla de forma creativa y eficaz se vuelve casi imposible. No es una tarea menor; requiere tiempo y compromiso, pero vale la pena. Los resultados de aprendizaje que hemos observado son, a menudo, poco menos que extraordinarios.

Además, uno de los problemas de fondo en la educación moderna es su persistente desconexión del mundo digital que los estudiantes habitan a diario. Mientras los jóvenes navegan la tecnología con facilidad, el aula suele quedarse atrás, anclada en métodos tradicionales que se sienten cada vez más desfasados. A pesar de la creciente disponibilidad de poderosas herramientas educativas, muchas escuelas y docentes dudan en adoptarlas, pero sin el valor de explorar nuevas perspectivas de enseñanza, corremos el riesgo de perder la atención y el compromiso de una generación que aprende y se comunica de otra manera.

¿Qué herramientas o recursos les han resultado más útiles para una integración sin fricciones?

Más allá de Minecraft, a menudo enriquecemos nuestro enfoque de aprendizaje basado en juegos con una variedad de otras herramientas digitales. Recurimos con frecuencia al tinkering, un enfoque que ofrece ideas originales basadas en el juego alineadas directamente con resultados de aprendizaje específicos. Además, también usamos plataformas como CoSpaces Edu, que permite a los estudiantes crear entornos 3D interactivos, y SAM Lab, junto con otras herramientas emergentes que apoyan experiencias de aprendizaje creativas e inmersivas.

Dicho esto, el foco nunca está en la herramienta en sí. Lo que realmente importa es cómo se usa la tecnología: no como un truco, sino como un medio para despertar la curiosidad y encender el deseo de aprender. Cuando se utilizan de forma creativa e intencional, estas plataformas se convierten en poderosas aliadas para construir recorridos de aprendizaje significativos y centrados en el estudiante.

¿Pueden compartir un ejemplo concreto de una lección en la que el juego fuera central en el currículo?

Minecraft permite una amplia gama de proyectos, desde construcciones a pequeña escala hasta creaciones ambiciosas. Por ejemplo, recordamos particularmente un proyecto desarrollado con una clase de mayor edad que estaba comenzando a estudiar el cuerpo humano, específicamente el sistema cardiovascular.

Comenzamos con una pregunta simple pero intrigante: ¿Cómo se mueven las células del corazón? Tras una investigación inicial, los estudiantes descubrieron que estas células se activan por impulsos eléctricos. Esta idea encendió la propuesta de recrear el músculo cardíaco en Minecraft.

La clase se involucró de inmediato. Comenzaron a investigar cómo modelar el corazón y simular su actividad eléctrica. El reto era importante: necesitaban diseñar un sistema en el que la energía pudiera fluir desde las partes externas de la estructura del corazón hasta su núcleo. El proyecto se convirtió en una oportunidad rica para desarrollar habilidades de resolución de problemas, pensamiento creativo y trabajo en equipo. Más importante aún, ayudó a los estudiantes a interiorizar un concepto científico clave – cómo funciona el corazón humano – no mediante la memorización, sino a través de la exploración práctica y la aplicación significativa.

¿Cómo se aseguran de que las sesiones de juego cumplan sus objetivos de aprendizaje?

El juego debe servir siempre como una extensión estratégica del currículo académico, no como un sustituto. Los estudiantes necesitan primero involucrarse y comprender los conceptos clave mediante rutas de aprendizaje tradicionales. Solo entonces pueden transferir eficazmente ese conocimiento al entorno de juego, donde se les reta a aplicarlo de maneras nuevas y dinámicas.

Además, los proyectos basados en juegos suelen culminar en una presentación o exhibición, donde los estudiantes deben explicar su trabajo a un público externo – ya sean compañeros, docentes o incluso familias. Este paso añade una poderosa capa de responsabilidad: su comprensión no solo es evaluada por los educadores, sino que también se autoevalúa cuando pasan a desempeñar el papel de docente o presentador. Situarse “al otro lado del pupitre” fomenta una reflexión más profunda y consolida el aprendizaje a través de la comunicación.

¿Cómo les permite el juego abordar distintos estilos y capacidades de aprendizaje en su aula?

El aprendizaje basado en juegos es una herramienta poderosa para promover la accesibilidad en la educación, ya que anima a los estudiantes a perseguir los resultados de aprendizaje por sus propios caminos y a su propio ritmo. La naturaleza lúdica y abierta de los juegos apoya de forma natural diferentes estilos de aprendizaje y fomenta un sentido de agencia en cada aprendiz.

Además, como la colaboración suele estar en el corazón de estas experiencias, los estudiantes con dificultades de aprendizaje con frecuencia descubren fortalezas ocultas y encuentran roles significativos dentro del grupo. Al mismo tiempo, los estudiantes que normalmente avanzan más rápido a veces eligen dar un paso atrás, permitiendo que sus compañeros tomen la iniciativa cuando parece más beneficioso para su crecimiento. Esta conciencia mutua y adaptabilidad crean una cultura de aula en la que todos tienen algo valioso que aportar y ganar.

Impacto en estudiantes y docentes

Lo que los estudiantes aprenden a través del juego tiende a perdurar porque el conocimiento adquirido mediante el descubrimiento deja una huella más profunda.

En el aprendizaje basado en juegos, los estudiantes no solo absorben información; la descubren activamente,  lo que profundiza la participación y la retención. Este enfoque también fomenta un sentido de responsabilidad donde entienden rápidamente que, para seguir participando en plataformas como Minecraft, necesitan estudiar y cumplir sus objetivos de aprendizaje.

Y no solo se benefician los estudiantes: los docentes también se benefician, adoptando un rol más colaborativo – observando, adaptándose y aprendiendo junto a sus estudiantes. Este cambio aporta creatividad y propósito renovados al aula, haciendo que la enseñanza sea más dinámica y conectada.

Conclusión y perspectivas de futuro

Los docentes que se inician en el aprendizaje basado en juegos deberían empezar poco a poco: elijan una herramienta, un objetivo y una clase, y manténganse abiertos a experimentar con métodos lúdicos y poco convencionales.

De cara al futuro, el juego forma parte de un cambio hacia un aprendizaje experiencial centrado en el estudiante. Con tecnologías como la RV y la RA cada vez más accesibles, el aprendizaje basado en juegos evolucionará hacia experiencias más personalizadas, interdisciplinarias e inclusivas. Para quienes estén listos para abrazar este cambio, el futuro de la educación está lleno de posibilidades emocionantes donde la curiosidad lidera y el aprendizaje sigue.

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